Consejos para mejorar tu natación en aguas abiertas
Si eres triatleta y/o te gusta nadar en aguas abiertas, este post te va a interesar. Vamos a analizar algunos de los errores más comunes que te impiden encontrar el punto óptimo en cuanto a la distancia, la velocidad de brazada, la respiración y otros factores determinantes.
Si no tienes experiencia en aguas abiertas, no es motivo para preocuparte, como todo en la vida, la práctica hace la perfección. La primera recomendación a un principiante es la de pensar en el tiempo que va a pasar debajo del agua y no en el ritmo. Se trata de hacer tiempo y metros, pero a la velocidad que se pueda. Si, por el contrario, estamos ante un nadador con práctica, es importante pulir la entrada al agua, así como la salida de la misma, para no perder tiempo.
Calentamiento
El calentamiento es vital, prepara el cuerpo y la mente para el entreno, disminuyendo los riesgos de lesión, eliminando cierto estrés y minimizando el impacto que tiene el impulso propio de la carrera, mejorando la oxigenación de los músculos y favoreciendo la circulación. Este calentamiento en las mismas aguas o con una carrera ligera, acompañada de movimientos generales.
Las gafas
El nadar en agua fría puede empañar las gafas. Los globos oculares calientan el aire en el interior de las gafas, provocando que el aire se concentre cuándo entra en contacto con el agua fría.
Uno de los trucos más eficaces para que las gafas no se empañen es la de enjuagarlas, “escupir” un poco sobre ellas y frotar las lentes hasta recubrir la superficie. Luego, se vuelven a enjuagar y listas para empezar a nadar.
La forma de nadar
Si las condiciones del agua son óptimas, con el agua tranquila y no consigues nadar en línea recta, seguramente es porque te estés apoyando en el brazo que extiendes mientras respiras. Si respiras hacia la izquierda, el brazo derecho impulsa hacia abajo y la cabeza sale para respirar con facilidad. Cuando el brazo está extendido y recto, al empujar hacia abajo a la vez que respiras, se va desviando del eje central, creando más rotación de la debida y un importante desequilibrio.
La solución de lo anterior pasa por recordar a Newton: A cada acción siempre se opone una reacción igual, pero de sentido contrario. Empujar el agua con tu cuerpo en una sola dirección provoca una reacción en la otra dirección, por lo que hay que hacer es no apoyarse en el brazo extendido durante el momento de respirar.
Se deben mantener las puntas de los dedos hacia abajo en la fase subacuática, manteniendo la muñeca firme y las manos relajadas. Hay que recordar que las manos son sensibles, no palas. Unas manos relajadas, ayudan a sentir el peso del agua, lo que favorece la propulsión. Si no se siente el peso, se está perdiendo enganche en cada brazada.
La ansiedad
Es también muy normal sentir temor al nadar en aguas abiertas. Si a esto se le suma que el agua está fría, el neopreno comprime y no se ve más allá de la nariz, el miedo está servido.
Para aliviarlo, échate agua en la cara antes de entrar, no te metas de golpe y evita que ese corte típico de la respiración. Además, el neopreno comprime, por lo que no debes respirar demasiado profundo ya que provocaría un desequilibrio de oxígeno – dióxido de carbono, que puede provocar el sentirse mal. También es aconsejable nadar con más personas, lo que ayudará a sentirse más seguro e insistir. Mientras más nades, más experiencias y menos miedos.
El ritmo
No se debe comenzar una carrera o entreno “como si no hubiese un mañana”. La clave está en conocer el ritmo que cada uno puede llevar y la cadencia propia de la brazada. Al nadar en piscina, el reloj es una referencia, además de tener clara la distancia de la propia piscina. Sin embargo, en aguas abiertas no ocurre, por lo que el reto está en encontrar la unión perfecta entre longitud y velocidad, adaptando el nivel técnico y la condición física. Si intentas tener una longitud de brazada larga, con cadencia baja, seguirá siendo lenta. Si nadas rápido golpeando el agua, también seguirá siendo lenta, además de consumir mucha energía.
Sin existir una fórmula mágica, nos decantamos porque te tomes tu tiempo y paciencia. Si nadas con una longitud de al menos 1 metro por brazada, manteniendo un ratio de 1 brazada por segundo, nadarás 1m/sg, lo que viene a suponer 1.500 segundos para 1.500 metros. Con el tiempo, mejorarás y ampliarás la brazada, manteniendo la misma velocidad.
Todos estos consejos te ayudarán a mejorar en aguas abiertas, pero el debate está servido. Cualquier apreciación sobre lo que aquí estamos comentando, es bienvenida. Ah! Y no olvides tus barritas energética PROGOFIO hechas con el auténtico gofio canario.
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